Deporte y salud
Hay demasiado énfasis en el éxito y en el fracaso y muy poco en cómo la persona progresa a través del esfuerzo. Disfruta del viaje, disfruta cada momento y deja de preocuparte por la victoria y la derrota (Matt Biondi)
HIDRATACIÓN
Dentro del campo de la
nutrición, muchas veces queda de lado un apartado indispensable para el
correcto funcionamiento de nuestro organismo, la hidratación. Debemos tener en
cuenta que el peso corporal se compone en un 60-70 % de agua y que gracias a
esta se pueden llevar a cabo funciones vitales (La sangre es un 92 % de agua, los
riñones un 81 %, el cerebro y los músculos un 75 %, los huesos un 22 %...).
Estas necesidades de hidratación varían en función de la edad, el sexo, las
condiciones ambientales, el ejercicio físico… por lo que cada uno ha de conocer
sus necesidades hídricas en función de sus características y necesidades.
El agua en nuestro cuerpo
nos ayuda:
Regular la
temperatura corporal.
Transportar
oxígeno y nutrientes a todas las células.
Proveer
nuestro cuerpo de los minerales que necesita.
Mantener el
volumen sanguíneo.
Proteger y
amortiguar órganos vitales.
Limpiar los
riñones de substancias tóxicas.
Eliminar
desperdicios.
Protegernos
frente a diversas enfermedades.
Hidratar nuestra
piel, mejorando nuestra apariencia.
Perder peso.
…
El proceso de hidratación
se vuelve indispensable debido a que nuestro cuerpo elimina a lo largo del día
grandes cantidades de agua por diversas vías como: la orina (1500 ml.),
pulmones (350 ml.), piel (350 ml.), sudor (150ml.), heces (150 ml.), vómitos,
diarreas… estos son valores generales, variando en fución de la persona, clima,
actividad…
Si no reponemos estas
pérdidas de líquido nuestro cuerpo entra en una fase de deshidratación, cuyos
síntomas dependen del volumen de agua perdida, según Thompson y col., 2008:
1-2 %: Sed,
malestar, fatiga, dolor de cabeza…
3-5 %: Boca
seca, hormigueo de extremidades, somnoliencia, náuseas, falta de concentración…
6-8 %:
Aumento de la temperatura corporal, de la frecuencia cardíaca y de la
respiración, mareos, dificultad para hablar, confusión mental, labios azulados…
9-11%:
Espasmos musculares, delirios, problemas de coordinación y equilibrio, lengua
hinchada, fallo renal, disminución de la presión arterial y el volumen
sanguíneo…
> 11 %:
Suele ser incompatible con la vida.
Para evitar entrar en
esta situación debemos de tener en cuenta una serie de consejos:
Tomar entre 1,5 – 3 litros de
líquido (bebidas y alimentos) al día de forma continuada y en pequeñas
cantidades.
Beber antes
de que llegue la sensación de sed.
Ingerir
alimentos ricos en agua (frutas, verduras y hortalizas).
En caso de
ejercicio físico o calor intensa, aumentar la cantidad de agua ingerida.
Evitar hacer
ejercicio en las horas de máxima intensidad de calor.
La cantidad de agua
necesaria para cada individuo dependerá como mencionamos anteriormente de sus
características físicas y fisiológicas, de su actividad diaria, del clima… pero
para hacernos una idea y como valores generales podemos utilizar el siguiente
criterio:
- 150 ml/kg en lactantes.
- 50 - 60 ml/kg en niños.
- 35 ml/kg en adultos.
De la forma que un adulto de unos 75 kg. de peso
debería ingerir una cantidad de líquidos que ronde los 2.600 ml.
La hidratación cobra especial importancia sobre
todo en niños y ancianos, los cuales son más vulnerables a los efectos de la
deshidratación, por lo que debemos de prestar especial atención a que estos colectivos
repongan líquidos con frecuencia sobre todo los días de más calor.
En casos de mujeres embarazadas o en período de
lactancia, la hidratación también es clave. Una mujer embarazada debería de aumentar la ingesta de agua en
torno a los 300 ml/día para una correcta formación del líquido amniótico y
crecimiento del feto. En caso de madre lactante se debería de aumentar la
ingesta de agua en torno a los 700 ml/día sobre los valores habituales, para
garantizar una composición adecuada de la leche.
Si hablamos de deportistas con un nivel de entrenamiento alto, las
necesidades de hidratación son mucho mayores a las normales, debido al
incremento del volumen de agua perdido a través de la sudoración y la
respiración, si no se hidratan de forma conveniente su rendimiento se puede ver
altamente afectado, las consecuencias más comunes son: viscosidad de la sangre
(implica menor transporte de oxígeno y glucosa), aparición pronta de la fatiga,
calambres, mareos, falta de coordinación, visión borrosa, náuseas... Además
para su rehidratación es conveniente que la bebida contenga una cierta cantidad
de carbohidratos y electrolitos (Na, K, Mg) para reponer los perdidos durante
la práctica deportiva (necesarios para llevar a cabo las contracciones
musculares y la transmisión de impulsos), esto nos lo permiten bebidas
energéticas comerciales hidrocarbonadas que además añaden un sabor agradable
por lo que la ingesta de líquido de resulta más sencilla. No obstante se debe
de beber gradualmente, ya que una gran
ingesta de líquido en poco tiempo provocará molestia abdominal, perjudicando
nuestro rendimiento en la actividad.
El agua es un derecho humano
al que todos deben tener acceso en calidad y cantidad suficiente.
HIDRÁTATE: SOMOS AGUA.
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